Liderazgo

Hablemos de los tipos de inteligencia en el liderazgo de negocios

Cuando nos detenemos a cavilar sobre la clase de civilización que tenemos, y que hunde sus raíces en la Grecia clásica -aquella que fundó a nuestra democracia-, pensamos que todo esto ha sido producto de liderazgos racionales; que solo la luz de la razón humana puede gobernar el mundo y las cosas que en él hacen vida. 

 

Si mi conocimiento no falla, es con la llegada de la Ilustración Europea que se asentó la idea de que el hombre es ante todo racional y que solo desde la inteligencia racional se puede ser un líder que indique el camino que logre llevar el mundo a buen término.

Sin embargo, lo que me sorprende un poco, es que esta idea de la inteligencia racional rectora se siga manteniendo en la actualidad, negando los demás tipos de inteligencias para el liderazgo. Las empresas entonces deben ser conducidas, según esta idea. No por nada la empresa llevada a cabo por líderes del bonapartismo se creían hijos de la razón, paridos por esta.

 

Pero la inteligencia racional a secas, amigos míos, no es buena consejera. Porque ello no la inmuniza de ser abusiva y por tanto peligrosa. Ya sabemos como terminó la empresa del iluminismo con Robes Pierre; ya sabemos cómo la inteligencia lógica creó bombas que pusieron en peligro la existencia del planeta, etc., etc.

 

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Un liderazgo, inteligencias múltiples

Afortunadamente hoy vamos descubriendo que el ser humano es multidimensional. Esto que digo no es nada esotérico, sino al contrario, hablo de que el ser humano posee diferentes tipologías de inteligencias, que le permiten liderar y gestionar su mundo.

 

Los estudios neurocientíficos serios ya hablan de una variedad de inteligencia humanas, según el lado del cerebro. Por lo que me toca a mí, me interesa la inteligencia emocional en el liderazgo. Ejemplo de líderes muy racionales hubo en la historia y allí los abusos de la razón y el querer dominar al otro por no aceptar su verdad. Hitler, sin ir muy lejos, gobernó con todos los artilugios de la ciencia tecnológica militar y la racionalidad científica mal empleada en formas de sadismo.

 

 

 

Pero ha habido líderes de inteligencia emocional en nuestra historia contemporánea, como por ejemplo, Nelson Mandela. Sabemos su historia, estuvo casi 30 años privado de libertad. Al salir de prisión y ganar la presidencia de su país, no rivalizó con odio, no hizo una guerra, no calculó maquiavélicamente una revancha. No, transformó y gestionó su emocionalidad de una manera tal que le permitió convertirse en quizá uno de los liderazgos más sabios de nuestra historia reciente.

 

En los negocios, necesitamos más que nunca liderazgos que gestionen las emociones propias y ajenas. Que sepan identificarlas a cada una para entender desde dónde estamos tomando las decisiones ¿desde la rabia, la frustración, la desesperanza, el optimismo ingenuo? Y en este principio de año esto es importante tenerlo presente.

 

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